lunes, 15 de diciembre de 2008

Gordo puto

Una de las actitudes que he visto en un sector de la sociedad, en la prensa y en la oposición, es que intenta permanentemente, demostrar que todo está mal (la economía, la pobreza, el trabajo, el dólar, la inflación, etc.) y ante la frustración que inexorablemente dan los números y la propia gente (que ya no se vuelca a las calles a pedir trabajo como era costumbre en años anteriores), terminan en una explosión de furia: acusando, difamando y desacreditando cualquier cosa. Me acuerdo ahora de Moyano cuando dijo "Si la presidenta recupera las Malvinas, también se van a oponer". Es cierto.

Esta actitud también es de adolescente y me recuerda a las peleas en el colegio, con aquel al que no podíamos agarrarlo en nada, porque todo le salía bien y al final terminabamos gritándole "¡gordo puto!", para al menos amargarlo de alguna forma.

En todo este tiempo de kirchnerismo, recuerdo que ya desde el comienzo, la actitud fue la de desacreditar. Desde la crítica sobre el juego que hizo con el bastón de mando; pasando por el empeño de confundir "huevos" con soberbia; la contradicción de tratarlo de títere de Duhalde o de Cristina, para luego llamarlo dictador. Luego siguieron los ataques clásicos de épocas anteriores, que la inflación, que el FMI, que la pobreza, la desocupación, etcétera. Todo se desmoronaba ante la realidad.

Finalmente terminaron con el "gordo puto". Es decir, instalar el discurso anticorrupción y tratar de ladrones al gobierno y a cualquiera que defienda la gestión (empresarios, economistas, políticos, etc.).

Moralina

Durante todo este tiempo, los políticos opositores (que también están metidos en los medios de comunicación), han trabajado con el "gordo puto", que comento en el párrafo anterior.

Cualquier medida de gobierno e incluso una simple declaración de alguien que sale a reconocer que tal o cual cosa es buena para el país. Es reconocida a regañadientes, pero de todas formas, siempre la conversación se desvía irremediablemente en el tema corrupción.

Instalar el tema corrupción es perfecto, porque ¿cómo se responde a eso?, ¿cómo se responde a "gordo puto", ¿no soy gordo?, ¿no soy puto?. Si en realidad los que aplauden, quieren que lleves puesto un sello en la frente, que diga "gordo puto", hasta que te canses y te vayas a otro barrio.

Decirle a la gente lo que ésta quizo escuchar toda su vida y contando que cualquier aclaración al respecto, aportará más sospecha y más adhesión de la gente, es un recurso perfecto.

Con el diputrucho del PRO y la "amplitud" de Carrió para aceptar a Solá, a quien apenas un par de días antes había calificado de ladrón, se caen estos discursos de moral y ética, para hacernos ver la realidad.

A un gobierno se lo elige por la capacidad de gestión, por los resultados obtenidos y no por si va a la iglesia, si usa una cartera fina o si ellos mismos o la mitad del gabinete está sospechado de robarle al país.

Cuando un político apela a estas cuestiones, es hasta inmoral, porque ¿cuál es el mensaje?, ¿no hay justicia ni controles, entonces me guío por lo que dice este político y no le doy el voto porque a lo mejor tiene razón y están robando?, ¿eso es un país en serio?

Yo entiendo que por más que tengamos la certeza absoluta de que nos están robando, esas cuestiones son para la justicia y también para la oposición, porque ¿qué leyes o que reglas de control han propuesto para que una gestión sea transparente?. Ninguna. Sólo está el discurso y por eso digo que es pura moralina. No hacen nada, porque eso les jugaría en contra ante una posible llegada al poder.

Cuando alguien actúa por sospecha, cuando alguien prejuzga o cuando alguien no hace nada ni permite que el otro haga, porque sólo confía en él mismo y en nadie más, es mucho peor que aquel que enfrenta una sospecha, porque al menos tendrá la chance de demostrar que las acusaciones son falsas. Cuando Carrió dice estar de acuerdo con la estatización de las AFJP, pero vota en contra porque "cree que el gobierno se va a robar la plata", está diciendo en definitiva, "no hay justicia, no hay controles y sólo yo puedo hacer este tipo de cosas". Eso es ir en contra de las instituciones y debería avergonzarse de postularse para el cargo de presidenta. Mucho más que los kirchner de ser sospechados.

Yo voy a empezar a creer en un candidato, cuando éste impulse leyes que le cierren el camino a los que intenten meter la mano en la lata. Voy a votar a quien luche por crear controles y penas duras para quienes estando en el poder, perjudiquen al país, ya sea con promesas incumplidas o utilizando su poder para hacer negocios o directamente robando, pero no voy a ser tan inocente de caer en la trampa discursiva, en los cantos de sirena de aquellos que ni siquiera son capaces de sostener una denuncia y que la van abandonando porque ya no les resultan útiles políticamente. Seguiré votando por una gestión que haga crecer al país, que siga creando y defendiendo las fuentes de trabajo, que siga apoyando la industria, la capacitación, la ciencia, la educación, que pague sus deudas a la vez que invierte en obra pública, etcétera. Y le dejo a la justicia y a la oposición la tarea de controlar al gobierno, como corresponde a un país serio y democrático. Lamentablemente la oposición está dando un mensaje diferente: el de hacer justicia por mano propia, o por voto propio, mejor dicho. Basándose sólo en aquel grito de impotencia que le dábamos de chicos, a aquel al que todo le salía bien: "¡¡¡gordo puto !!!".

4 comentarios:

registromundo dijo...

... "También se denunció otra irregularidad durante la misma sesión: el diputado Guillermo Smith, de la Coalición Cívica, se mantuvo en su banca, pero omitió votar en positivo, en negativo o abstenerse. Es decir, hizo lo que está prohibido por el reglamento que los diputados juran respetar cuando asumen sus bancas.

En el momento de esa irregularidad, se estaba tratando un artículo de la ley de creación del distrito tecnológico en el sur de la ciudad, el que otorgaba una exención impositiva a los call centers . Su opinión era decisiva, ya que el resultado de la votación había quedado empatado (27 a 27). El vicepresidente 1° de la Legislatura, Diego Santilli, cual Julio Cobos en la sesión de la retenciones al campo, debió desempatar. Claro que lo hizo en favor del proyecto oficialista, pero con la agravante de que el empate no era tal, ya que Smith seguía allí, en silencio, habiendo podido definir la cuestión.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1080592


SALUDOS
GAL

Bigote dijo...

Lo que más molesta es la moralina de esta gente, porque este tipo de cosas pasaron, pasan y van a seguir pasando. Acá y en cualquier otro lugar del planeta.
Ahora me estaba acordando por ejemplo del "cajoneo" que le pedían a Alfonsín (www.clarin.com/diario/2002/05/17/p-01001.htm)
No se puede criticar a un gobierno fundándose en una ética y una moral que no se tiene. En estas cuestiones, los discursos no sirven, lo que sirven son los hechos y nadie está haciendo nada que aporte más control y menos chances de burlar las reglas.

Anónimo dijo...

Sobre la prensa, me llamó la atención que hace unos días, sobre la eliminación de la tablita de Machinea, no faltó que dijeran: "Se benefició a quienes ganan $7.000,- y se olvidaron de los jubilados".
Hoy, el anuncio de los $200,- a jubilados y pensionados, salió muy chiquitito y sin mucho ruido en Crítica y demás prensa canalla. Obviamente quedó muy tapado por el gran tema de la inseguridad.
Son tan pero "tan" obvios...
Pensaba... cuando era adolescente, lo que salía chiquitito en el diario era: "cayó abatido en enfrentamiento con las fuerzas del orden, joven en actitud sospechosa". Y quedaba ahí. Y salía muy chiquitito...

Anónimo dijo...

Hola: hay cosas en las que acuerdo. Ningún medio se sostiene solo; ni los barriales. Mi objeción es que sí hay inflación, y creo que corrupción. Un gran saludo de Lily.

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