jueves, 27 de noviembre de 2008

Crítica destructiva

Harto de escuchar a los medios, con sus nuevos opinólogos (locutores-periodistas, o ex modelos opinando de política, o lo que es peor, haciendo gestos como la vecina de la otra cuadra, con intensión de descalificar un comentario oficialista), empecé a buscar a Lanata en Internet, ya que extrañaba su Dia “D” y necesitaba un poco de cordura, algo de objetividad. Porque está bien que hay cosas que uno quisiera que estén mejor, otras que siguen estando mal (y van a seguir estando si no maduramos), otras directamente están mal, pero ¿qué pasa con lo que está bien?, ¿nadie se ocupa de hablar de lo que está bien?, ¿de comparar?, ¿de hacer un balance?.

Pero en fin, el tema es que por fin encontré “Crítica de la Argentina”, el diario que dirige Jorge y la verdad que le puse pila y estuve casi una semana tratando de leer cada noticia lo más fríamente posible, preguntándome a cada rato  “¿no será que estoy encandilado con el gobierno y soy un necio, como algunos me han dicho?”. Pero luego empecé a ver los comentarios del foro y allí noté que no era el único, pero no sólo eso noté, sino que también me di cuenta que el tipo de personas que antes era crítico con Lanata (vamos, me refiero especialmente a los que ultimamente calificamos directamente de fachos), ahora lo adoraban y los “progres” y los “montoperonistas” y los independientes a los que le interesa más el cambio de modelo que el de las personas, estábamos anonadados con tanta chantada. Eso me tranquilizó un poco, aunque la decepción sigue siendo grande.

No sé que tanto control tiene Lanata sobre el diario, pero por ser director, la publicación deja bastante que desear. El diario me parece bastante simplón y amarillento a más no poder.  Acostumbran a jugar con los títulos y las fotos. Buscan por ejemplo una imagen con una expresión o un gesto que vaya con el título, pero que además provoque una reacción. No sé, hubo varias, pero las clásicas son la de Cristina con algún gesto bobalicón o de soberbia, capturado seguramente de algún fotograma y acompañando notas sobre anuncios auspiciosos, o la foto de Aníbal Fernandez con una risa “marihuanezca” acompañando una nota sobre la despenalización de la droga y cosas por el estilo. La idea pareciera ser que es la de provocar comentarios y a la vez descalificar o desacreditar una noticia positiva o ridicularizar al extremo a quien intenta someter a debate una propuesta polémica. Seguramente volveré sobre el tema y trataré de capturar alguna imagen de aquellas notas que a mi criterio son penosamente amarillistas y con mala leche.

Otra de las tantas chicanas del diario, es minimizar, soslayar o directamente no ocuparse de las noticias que tengan que ver con la oposición o con hechos o declaraciones favorables al gobierno. Y cuando una noticia a favor, alcanza gran difusión, la publican, pero ese mismo día reflotan temas polémicos (tren bala, baja del consumo en el super, inseguridad, corrupción, etc.), con el fin de “adornar con mierda”, cualquier indicio que lleve a pensar que estamos en presencia de una buena gestión, o como diciendo "sí, esto está bien, pero miren todo lo demás, que feo", con esa logica ridícula e infantil de querer ensuciar algo bueno con muchas cosas malas. Es como si odiaramos el sol, porque ayer y antes de ayer llovió.

Plan B

Al momento de escribir estas líneas, el diario estaba lleno de títulos “Plan B”, como si se tratara de un berrinche adolescente. "Plan B, Plan B, Plan B. Ven cómo lo digo: Plan B", parecía decir el diario.

Me acuerdo que cuando Cristina estuvo en EEUU y le preguntaron si Argentina tenía un plan B, ella les respondió “Nosotros todavía estamos ejecutando el plan A. Si alguien necesita un plan B, son ustedes”.

Me pareció perfecta la contestación, porque sobre todas las cosas es cierta. 

En EEUU, el plan A (que aquí tuvimos en los 90), les estalló en las manos a los norteamericanos, no a nosotros. El que cayó fue EEUU y no Argentina, que viene con su plan A desde el 2003 a la fecha y que para EEUU, nuestro plan A ya es, su plan B. ¿Cómo no va a contestarles de esa manera?. Está perfecto.

Sin embargo Crítica, al igual que otros medios, hicieron que esa frase sonara distinto y una verdad se transformó en arrogancia e insulto a nuestra madre patria (como llamaba Lanata a EEUU, cuando era Lanata).

Ahora, luego del anuncio de la serie de medidas que lanzó el gobierno para enfrentar la crisis que generó el Plan A del "país ejemplo", los medios hablan correctamente, de un plan anticrisis, pero Crítica sigue con su berrinche,  confundiendo a la opinión pública al sostener que Argentina está lanzando un plan B, lo que equivaldría a un cambio de modelo, si vamos al caso. Pero aquí no hubo ni habrá un cambio de modelo. Seguimos con el plan A, de intervención del Estado, porque no nos ha ido tan mal como a EEUU, ni tan mal como le está yendo a todos aquellos que se pegaron a "la madre patria".

A esta altura se preguntarán porqué sigo leyendo Crítica. Hay varias razones: una de ellas es porque existe un foro donde uno puede opinar con bastante libertad.  No digo absoluta, porque algunos mensajes con críticas al diario no me los han publicado, aunque prefiero pensar que fue por un error y no por censura, la otra razón es porque se les nota mucho la bronca por este gobierno y eso hace que sean muy subjetivos, con lo cuál terminan provocando el efecto contrario y se convierte en un termómetro, donde uno puede darse cuenta de cuál es la verdad, según cómo les duele la noticia que tratan (las buenas noticias los hacen poner como locos). Y otra de las razones es por leer a algunos columnistas como Caparrós, que a pesar de no coincidir muchas veces con él, al menos es coherente y a su manera, objetivo. También coincido muchas veces con Sietecase.  

En fin. Fue una gran decepción, pero gracias a aquellos consejos que daba el viejo Lanata, cuando decía que no había que creer en los periodistas y mucho menos en él, hoy uno puede leer los medios de una manera diferente. En eso, es justo reconocerlo. Hoy hace falta leer las noticias con todos los sentidos puestos, preguntarse porqué dan una noticia de la manera que la dan, porque no aclaran lo que está a la vista que deben aclarar, porque fragmentan la información, porque para criticar un tema traen a colación otro que no tiene nada que ver, qué ganan con denunciar algo sobre lo cual no tienen otra prueba que la sospecha o el vox populi.

Hasta pronto.

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