sábado, 6 de diciembre de 2008

Asamblea en la carpintería

Me llegó esto que les publico más abajo y me hizo recordar dos cosas. Una es lo que siempre dice la presidenta, con respecto a que somos como el tango, bien cuesta abajo. No sabemos valorar nuestros puntos buenos, todo nos parece mal, una trampa, "por algo será", "no podemos", "vamos a ver si es cierto", "ojalá no me equivoque, pero....", etcétera. Y la otra tiene que ver con la anterior y los oportunistas. Me refiero a aquellos que manipulan este "querer oir desgracias, defectos y escándalos" que tienen algunos argentinos y escalan posiciones usufructuando la inocencia de la gente.


"Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido!. Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás, según su medida, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera se transformó en un fino mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:

Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.


La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos".

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