sábado, 13 de marzo de 2010


martes, 16 de febrero de 2010

Periodista Matriculado

Me pregunto porqué en el noticiero de Canal 7 no se los llama por teléfono a "los oponedores" y se los entrevista telefónicamente, tal como hacen "los grupos monopólicos de la información, independiente", aunque éstos (como decía Cristina), interrogan al oficialismo y a los opositores los escuchan atentamente.

También me pregunto porqué no hay programas periodisticos donde haya invitados de uno y otro espectro político. En forma equilibrada, digo. Y no cinco opositores y un oficialista como se da con frecuencia en "los grupos monopólicos de la información, independiente".

Supongo que es una cuestión de tiempo y de implementación de la ley de medios (aprobada por amplia mayoría en las dos cámaras y hoy frenada por un sector de la justicia), pero me gustaría empezar a ver estos cambios, al menos en la TV Pública.

Pero otro interrogante que tengo (y en esto ignoro totalmente la legislación), es por qué no se promueve una ley que obligue a los periodistas a matricularse, así como se les exige a los abogados, médicos, arquitectos y a todos aquellos que tienen una responsabilidad que puede afectar los intereses de terceros.

Incluso es una manera de proteger al periodista que realmente es independiente, porque nadie va a poner en juego su licencia o su matrícula, por chuparle las medias al grupo que lo contrató y es a su vez una garantía de que ese periodista no miente.

Es cierto que uno puede elegir a quien escuchar o leer, pero cuando el periodismo se convierte en agitador o desestabilizador, la cosa cambia. No es lo mismo que te digan que lleves el paraguas porque va a llover y no llueve, a que te digan que el dólar va a subir o de que determinados productos aumentaron un 50% y nada de eso es verdad, sino que tienen como propósito que la gente vaya en masa a comprar esa divisa o que haya una remarcación "por las dudas" de esos productos.

No sé, pero me parece demasiado poder como para que no tengan ningún tipo de responsabilidad. Me parece que es mucho más que el castigo o el premio de la credibilidad que puedan obtener. Mucho más cuando mucha gente cree estar eligiendo entre cinco o seis medios distintos, sin saber que todos pertenecen al mismo grupo.

Como menciono más arriba, no sé si realmente esto existe o no, pero es obvio que al menos no se aplican sanciones a aquellos periodistas que mienten o que lanzan una noticia sin chequearla, que además es lo más parecido a una mentira.

martes, 9 de febrero de 2010

Usalo siempre

sábado, 6 de febrero de 2010

Se caen las caretas

Recién leía en Crítica un titular que reproducía las palabras de Luis Juez "Cristina es pésima, creo que es peor que Isabelita" y semejante provocación (porque no se puede ser tan ignorante), me revolvió el estómago. Después vi varios comentarios que coincidían en que este sujeto los había defraudado y no pude dejar de asociarlo con lo que me ocurrió a mí con Carrió. A mí, a Ocaña y a todos los que se fueron de aquel ARI progresista del 2003, donde Carrió incluso iba más lejos que Néstor Kirchner y que además contaba con la ventaja de ser un partido nuevo. Hoy, no sólo me alegro de que no haya ganado Carrió, sino que gracias a NK, conocí un peronismo nuevo para mí y hoy apoyo a Cristina, ciento por ciento.
Pero a lo que voy es a este cambio progresivo que se está dando en los políticos, donde poco a poco se van cayendo las caretas y se están viendo quienes son realmente. Los medios van abriendo camino desacreditando y ocultando información positiva y esta gente empieza a sentir que los Kirchner están liquidados y que es inminente una vuelta a la derecha. Es curioso, porque hace unos años atrás, todo el mundo era progresista. Hasta en Canal 13 se hablaba bien del Che Guevara. Peronistas de derecha, periodistas de derecha, actores y actrices de derecha: todos ellos tenían discursos progresistas. Parecía que Argentina finalmente había madurado y que esa crisis fenomenal del 2001 era lo que marcaría el cambio de rumbo definitivo.
Pero no. En la medida que los medios empezaron a oradar al gobierno y las encuestas empezaron a reflejar que una parte de la sociedad compraba lo que veía en la tele, algunos empezaron a abandonar el barco y una parte de la oposición se transformó en "oponedores", cambiando además su discurso, que cada vez se parece más al de los 90. Incluso hasta Carrió empezó a producirse, dejando de lado su aspecto desaliñado, que pegaba más con aquella época que con esta, donde parece que la idea es que vuelva la alegría para unos pocos y el discurso de "paciencia, trabajo y orden" para muchos.
Pero bueno, después de todo esto es positivo, porque se acaba la hipocresía y porque ya podemos visualizar a aquellos que se quedan en el barco contra viento y marea, que son los que han sido coherentes todo este tiempo. Los que nunca nos engañaron: desde los Kirchner, pasando por Sabatella, Raimundi y otros de estos partidos progresistas, hasta periodistas como Sandra Russo, Barone o actrices como Florencia Peña o cantantes como Ignacio Copani (por nombrar sólo a los que han tenido la suerte de hacerse escuchar, pero hay muchísimos más).
Si uno hiciera una lista de quienes están con este modelo y otra con quienes no lo están, seguramente se pararía de la vereda de quienes apoyan al gobierno, tan sólo por esa gente, sin necesidad de analizar la gestión.

martes, 2 de febrero de 2010

Sandra Russo

Quiero guardar esta nota en mi blog porque comparto cada palabra que escribe y porque además me identifico con Sandra desde la revista Humor. Y con "El Expreso Imaginario" que era un tabloide que yo también compraba periódicamente, sin saber que Sandra participaba allí, con lo cuál vuelvo a coincidir sin saberlo.

Esto es un poco lo que decía Barone. El tipo de izquierda o de derecha no necesita decirlo: se lo reconoce hasta por como aprieta el botón del inodoro.

Sandra es una de las personas que contra viento y marea siempre mantuvo una misma postura y como dice ella misma en su artículo: siempre defendió las mismas banderas. Me consta y me llena de felicidad saber que siempre está allí, escribiendo para el mismo lado.



¿Somos cínicos o somos idiotas?

Por Sandra Russo

Decía la prestigiosa socióloga Norma Giarracca, en una nota publicada el martes pasado en este diario en respuesta a una nota mía, “Lo destituyente”, que le costaba debatir con alguien que, presume, tiene sus mismas buenas intenciones. Se agradece el respeto, que es recíproco, pero también se aprovecha la ocasión. Es un buen momento para debatir entre quienes no queremos comernos los ojos. Finalmente, ésos son los debates que sirven, los intelectualmente honestos, ya que hay demasiado falso debate alrededor, demasiada cáscara de banana que encubre dinamita y no banana. Hay demasiadas poses periodísticas que encubren operaciones políticas, y hay algo que me angustia y sé que angustia a millones: estamos viviendo un altísimo grado de inseguridad informativa. Los medios concentrados están dando una batalla sucia, y del periodismo queda el decorado. Estamos siendo operados continuamente, ahogados en un clima de desánimo que todo argentino con memoria reconoce. Es el que montan para preceder la “defensa de las instituciones” acabando con ellas.

Yo planteaba en esa nota un tema que en cierto modo es tabú en el progresismo, y vuelvo a eso: hay un sector de centroizquierda, al que no le sustraigo ni un milímetro de su buena fe, que hace una lectura del kirchnerismo que es la que me parece oportuno cuestionar, en un ir más allá de los clichés y los slogans, pero también en la afirmación de otras lecturas que, en mi caso, no provienen de la estructura partidaria ni, desde luego, del interés económico.

Hace más de treinta años que trabajo en medios y a lo largo de esos años defendí siempre las mismas banderas. No son muy distintas de las que defiende Norma Giarracca en su artículo. Los derechos humanos, la equidad social, los derechos de los pueblos originarios, la soberanía medioambiental. Si me pongo a pensar si el kirchnerismo implica una victoria sobre cada uno de esos aspectos, creo que en algunos sí, inequívocamente, como los derechos humanos, y en otros no. Al kirchnerismo no le atribuyo victorias, sino más bien ánimo de pelea. Desde que yo me acuerdo, en lo que viví y no en lo que soñé, éste es el período con más ánimo de pelea justa que recuerde. Lo digo, lo afirmo, lo firmo. No me quiero arrepentir de no haberlo hecho.

Y si me pregunto si el kirchnerismo puede asimilarse con un gobierno de índole neoliberal, como afirma Giarracca y les he escuchado sostener también a dirigentes de ese sector de centroizquierda, me contesto que no, que de ninguna manera, que el perfil económico que leo no tiene nada que ver con el ajuste neoliberal con el que sí amenaza una derecha vigorosa que demoniza a este gobierno, con los medios concentrados de su lado. Esos medios se complacen ahora en hacerles notas a los dirigentes de ese centroizquierda para que completen la demonización de “lo K” por el otro lado. Para acorralar. Si ganan, esos dirigentes, ese discurso tan límpido que ahora propugna no pagar la deuda se esfumará de las pantallas, como se han esfumado uno por uno los intelectuales y los dirigentes que no llegan a los medios con su correspondiente y obligada dosis de antikirchnerismo.

Yo no creo que defendiendo la democracia y, en consecuencia, defendiendo la gobernabilidad ahora se defienda al neoliberalismo, contra el que llevo años escribiendo, gritando, marchando y militando. Es más: finalmente, en este contexto latinoamericano, entiendo al periodismo esencialmente como una herramienta de militancia antineoliberal, y por eso esta respuesta. Porque de la nota de Norma Giarracca queda colgando la posibilidad de que quienes defendemos otras posturas que no demonizan “lo K”lo que estemos haciendo sea precisamente eso. O somos cínicos o somos idiotas. Y ni una cosa, ni la otra.

Coincido totalmente con Macri

domingo, 24 de enero de 2010

sábado, 23 de enero de 2010

Haciendo memoria

Yo me acuerdo que hace unos años atrás (antes de los K), era muy frecuente escuchar cosas como estas:
"Yo quisiera un presidente que las tenga bien puestas. Un presidente que no se deje forrear por el poder económico. Que no se baje los pantalones. Quisiera que exija respeto a los de afuera y se le plante a EEUU y al fondo, pero ¿quién sería capaz de pagar esa deuda?. Es imposible.... Quisiera un presidente más cerca del pueblo, que se ocupe de los jubilados, de los trabajadores, que haya aumentos de sueldo sin tener que recurrir a medidas de fuerza, que se invierta más en obras públicas y si se puede ayudar a las empresas mejor, pero primero que esté el pueblo. Quisiera un presidente desacartonado, que no le importe si se ve bien en la tele o no, que no tenga miedo de enfrentar el chantaje de los medios y tocaría el cielo con las manos si ese presidente los desenmascara y los denuncia públicamente. Un presidente que se ocupe de hacer cada vez más equitativa la distribución de la riqueza, que en vez perseguir a los pequeños evasores lo haga con los grandes. Un presidente que controle precios y que colabore para que haya productos al alcance de los que más necesitan. Un presidente que organice y apoye a los movimientos sociales, para generar más trabajo y una ocupación que los saque de las calles. Un presidente enamorado de la Argentina y no del primer mundo.".
Ahora me pregunto ¿qué pasó con toda esa gente que pedía estas cosas?, porque o yo estoy ciego, o soy un tonto, pero vamos, nunca estuvimos tan cerca de estas cosas como con los Kirchner, ¿o no?. ¿Qué lleva a la gente a semejante nivel de amnesia que incluso parecería estar a punto de elegir un gobierno de derecha, que por sus candidatos (los oponedores de hoy), será exactamente igual a aquellos que toda la vida criticaron.
Sinceramente no entiendo.

jueves, 22 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

Algunos ni siquiera merecen el honor de chuparla

Algunos deberían escandalizarse cuando la prensa inventa un conflicto entre jugadores para recrear una nota, cuando dan a entender de que Diego necesita una rinoscopía, cuando tienen mala leche y provocan para luego hacer una nota con la reacción lógica del que fue agredido.

La prensa llama "crítica" a la mala leche y con eso intenta descalificar al otro. Basta viejo, ¿tanto les cuesta a la gente darse cuenta de que aquellos que se quejan de la prensa no lo hacen por las críticas sino por las estupideces que inventan para generar un escándalo que les de rating?

No hay que escandalizarse por un exabrupto. Ojalá la sociedad fuera tan auténtica como Diego, ¿que esperaban de Maradona?. Los periodistas dan verguenza.

No se puede decir "Maradona no se aguanta una crítica", llamando "crítica" a una mentira o diciendo que Messi juega mal porque no canta el himno o poner en duda el amor por la camiseta. Si los periodistas quieren ser respetados, primero tienen que respetar al entrevistado. Y esto va para todo el periodismo y no sólo el deportivo.

sábado, 10 de octubre de 2009